De Comisión de Fomento a Dirección Provincial: La historia de la DPOSS en Ushuaia

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En noviembre de 1946, un grupo de técnicos iniciaba en el extremo sur del país las obras correspondientes a la provisión de agua potable en Ushuaia. Dos chorrillos alimentados por el agua proveniente del deshielo de los glaciares constituyeron la fuente de estas instalaciones.

Al principio, el servicio de provisión de agua era prestado por la «Comisión de Fomento» en condiciones sumamente precarias y por ende deficientes, dado el estado de las cañerías de hierro galvanizado en su mayoría obstruidas y demás instalaciones existentes, problema que, agravándose día a día, motivó la iniciación de tratativas con funcionarios de Obras Sanitarias de la Nación, que culminaron con la implantación de un nuevo servicio que utilizó la misma fuente de provisión de los chorrillos «Oeste y Este», ubicados al frente de la población.

Existía otro chorrillo con mayor caudal, llamado Buena Esperanza, que abastecía de agua al barrio Almirante Brown pero por razones de ubicación y niveles, su utilización demandaría una elevada inversión de obras e implicaría realizar el servicio mediante el sistema de bombeo, que encarecería considerablemente el costo de explotación, a lo que debía agregarse que por razones de distancia y climáticos era difícil destacar personal especializado y de lograrlo sería a costa de un pago elevado. Todo ello incidió a recurrir a las mismas fuentes por gravitación, los mencionados chorrillos «Oeste y Este».

Las obras realizadas entre 1947 y 1949 comprendían un canal de unión de los chorrillos, una toma de agua cruda y el establecimiento de potabilización.

Las instalaciones de este último comprendían un desarenador, dos decantadores, igual número de filtros lentos, una instalación para el tratamiento químico y un depósito de reserva de 400 m3 de capacidad.

 

Una pequeña planta para una pequeña población

 

Terminadas las obras el día 1º de enero de 1950, se dispuso la habilitación de la Planta 1, ubicada en la intersección de las calles Gobernador Gómez y Lasserre. El servicio, realizado por total gravitación, alcanzaba a satisfacer las necesidades de una población de 2.500 habitantes, aproximadamente. Simultáneamente se abastecía de agua a la Base Naval, al barrio de jefes y oficiales, al barrio de suboficiales y a la Base Aeronaval, dependientes todas del Ministerio de Marina. Por otra parte, se construyó un depósito de materiales, garaje, oficina y local sanitario.

Dadas las características del agua, el proceso de potabilización no llevaba agregado de coagulantes. Sólo a la salida de los filtros en una cámara construida ex-profeso se realizaba el agregado de cal y solución de hipoclorito para su desinfección correcta.

Las redes domiciliarias en algunos casos fueron instaladas a menos de 70 centímetros de profundidad y en esas conexiones se produjeron congelamientos, ya que el terreno se congelaba en algunos años a cincuenta centímetros o más y en esos casos no había otro recurso que esperar la época del deshielo.

En el invierno de 1951, se notó que había comenzado a disminuir el caudal y se dispusieron recorridos a lo largo de los chorrillos comprobándose que las avalanchas habían desviado los cursos de agua “Oeste y Este”. Corregidos estos y aprovechando además los de menor importancia, se consiguió elevar la captación, nivelándose con el consumo. Sin embargo, esta no era la solución, puesto que debía disponerse de una cuadrilla de 6 a 10 obreros para que diariamente recorrieran los arroyos, efectuando la limpieza del hielo acumulado que se formaba por las noches obstruyendo el paso del agua.

En 1952, con la experiencia recogida y antes de la llegada de los primeros fríos, se efectuó la limpieza y corrección de los cauces de los chorrillos y la unión de estos en una zona impermeable, evitando la filtración del agua en el terreno que se producía con el primitivo enlace.

La corrección consistió en darle forma de canal de sección cuadrada de cuarenta centímetros de lado utilizando las mismas paredes del chorrillo, suspendiéndose por esta vez los trabajos de corte y extracción de hielo que se efectuaba en años anteriores. Así se fue observando que a medida que transcurrían los días, el hielo que se producía en las paredes por salpicadura del agua debido a la pendiente pronunciada del terreno, fue tomando forma de bóveda que llegó a cubrir totalmente la parte superior del canal o chorrillo, formando “conductos de hielo”. El problema desapareció al poder canalizarse el agua cruda.

La limpieza de los cursos de agua se fue manteniendo en el tiempo. Esta tarea normalmente se planificaba a fines de cada verano, para corregir desvíos por deshielos, limpiar los cauces de ramas y piedras, desarmar diques realizados por castores, etc. Originalmente era realizada con todo el personal disponible (administrativos, técnicos, obreros, capataces, peones); con el transcurso de los años “la limpieza de chorrillos” formó parte de una tarea habitual a la que se sumaban voluntariamente empleados del ente, independientemente de la tarea que realizaban normalmente.

 

El traspaso a las provincias

 

En 1980, de acuerdo con la modificación a nivel nacional de la empresa Obras Sanitarias de la Nación, la prestación pasó en ese momento a la órbita de las provincias.

En 1981, la Legislatura Territorial dicta la Ley N° 158 que da origen a la Dirección Territorial de Obras y Servicios Sanitarios (DTOSS) y ante la provincialización del territorio Nacional, la Legislatura emitió la Ley N° 188 adecuando la denominación de la hasta entonces DTOSS, cambiándola a Dirección Provincial de Obras y Servicios Sanitarios, como se la conoce hasta hoy.

A la primera planta “Chorrillo Este” (también conocida como Planta Potabilizadora Nº 1 y que ya no es utilizada como tal, sino como apoyo y como estación de bombeo hacia algunos de los barrios altos de la ciudad), ubicada en Gobernador Gómez y Lasserre, se sumarían luego la Planta Nº 2 «Buena Esperanza» y la Planta Nº 3 «Gran Malvina». Y desde hace algunos pocos años, la ciudad también cuenta con la Planta Nº 4 «Malvinas Argentinas», ubicada al final de la urbanización del Río Pipo, con una inversión en equipamiento y tecnología que ya poco y nada tienen que ver con los precarios inicios de hace 70 años atrás.

 

Si te interesa conocer más, podés acceder a documentos históricos en formato digital aportados por la biblioteca «Ing. Agustín González»